Me fui muy joven de mi casa para estudiar Teatro. Yo quería ser actriz. Me gustaba la actuación y me imaginaba en la televisión. A medida que fui entendiendo el medio, comenzaron a gustarme otras áreas que consideré más apropiadas para mi desarrollo.
Durante mis años como estudiante, pasé por todas las áreas y al final decidí quedarme tras las cámaras, aun sabiendo que mi talento como actriz estaba allí. Ahora agradezco todo lo que aprendí en la actuación, dramaturgia, producción y en el diseño teatral.
Escribir para niños comenzó con el teatro. Cuando decidí incursionar en la dramaturgia, tenía la duda de si sería buena o no, pero todo es cuestión de intentarlo y arrancar. Solo así puedes saber si algo realmente funciona. La primera obra que escribí se estrenó y supe que gustaba cuando los niños gritaban desde sus asientos para ayudar a los personajes. Lograr esa conexión entre el público y la escena es fundamental para el teatro infantil. Ahí pensé: bueno, no soy tan mala.
Ahora bien, dirán que era insegura; aún lo sigo siendo. Creo que todo artista o creativo siente eso. Sin embargo, ahora que ya tengo más experiencia, trabajo minuciosamente mis libros, mis historias y mis personajes. Voy creyendo cada día más en mi capacidad como escritora y como cuentacuentos.
La escritura se ejercita y eso es lo que hago cada día.

Amo tu relato de tu historia.